sábado, 27 de septiembre de 2014

Villaluenga-Aljibes-Ubrique


El autobús nos dejó en la Manga de Villaluenga del Rosario, relativamente cerca del pueblo; desde allí, y pasando entre cabrerizas por  un carril hormigonado que sube hasta las antenas de TV y telefónica, para enlazar con el Chaparral, el Saltillo, Sierra Baja y finalmente descender hasta el área recreativa del Cintillo, por Los Pernales hasta Ubrique: Encinares, lapiaces, incluso una cata de yacimiento arqueológico, ranchos y aljibes dominan el lugar.

Una fuerte rampa nos eleva rápidamente hasta la sierra de las Viñas por la zona del puerto de los Majanos del Aguilar.

Pronto aparece Villaluenga del Rosario a los pies de la sierra del Caíllo.

Nos desviamos del amplio carril para bajar a visitar el aljibe del Chaparral Bajo, que después retomaremos. El primero de los aljibes presenta buen aspecto gracias a la reciente rehabilitación de parte de su estructura.

Retomamos el camino para enlazar con el carril que antes habíamos abandonado, hasta llegar al  yacimiento paleontológico del Chaparral, con una antigüedad de un millón de años, tapada la cata por unas lonas,  representa el mejor registro fósil de karst de la Subbética de Andalucía .

Con gran abundancia de huesos de especies de fauna hoy desaparecidas como rinocerontes (Stephanorhinus etruscus), caballos (Equus cf. Suessenbornensis),  bisontes ( Bison sp.), corzo (Capreolus sp), gamos (Dama vallonnetensis, cf), cabras (Hemitragus bonali)y fragmentos de mandíbulas de carnívoros como el puma (Puma pardoides ssp), varias especies de cánidos (Vulpes cf. Praegracialis Kormos y Canis cf, mosbachensis Soergel) y comadrejas (Muestela Nivalis). Datos extraidos de: http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/resumen.do?id=i197080

Avanzamos hacia la Casa del Chaparral, aparecen bosque de encinas de respetable porte (chaparros). Aljibe del Chaparral Alto. La restauración ha sido más completa que el anterior, si bien el tejado vuelve a encauzar el agua de lluvia a su interior, la inundación de la entrada debido a las lluvias de estos días es apreciable, las corrientes no están bien peraltadas, a lo que se ve.La Casa del Chaparral, blanca y adecentada, a los pies del cerro que da  nombre a la finca.

Un muro de piedra con alambre delimita  los términos de Villaluenga y Benaocaz. Siguiéndola ascendemos al pico más alto de la zona: El Saltillo (1.162 m), que dejamos a nuestra derecha, rebautizado por algún ubriqueño, con el nombre del Pico del Gamón y por otros con el de Chavetín.

El Rancho del Médico es nuestro siguiente destino. Un perros nos recibe y nos dan la bienvenida y también un gran susto a parte del grupo, es una mezcla de mastín con pastor alemán.


Este aljibe es el mejor conservado de los visitados hasta ahora recibe  el agua de lluvia, brocal con carrucha de pozo para sacar el agua, dos vertederos que conducen el agua extraída al pilón alto y al bajo, empedrado para evitar el barro y conexión con la casa para recoger el agua de su tejado. Una placa en lo alto indica: FB-AÑO 1893. En un lateral del pilón aparece la misma inscripción que en el aljibe, de planta poligonal.

La casa bien conservada y es la primera con nogal en sus alrededores,  en los mapas la nomenclatura es conocido como Rancho del Médico, pero los lugareños lo conocen como la Casa del Saltillo, según me dijo Rafael Valero su huésped hace algún tiempo fue un ubriqueño, Blas Valle, a la postre pariente mío además y yo sin saberlo.

El corralón cercano, retiene a las pequeñas crías de cabra común, para evitar el contacto directo con sus madres.

Pasada la casa, se puede apreciar lo que podría  ser una era,  muy bien empedrada, con refuerzos radiales, al lado un corralón con un muro de piedra seca y un poco más allá  una extraña figura en forma de ocho, también con piedra seca como el anterior. Bien pudiera ser,  para separar las cabras ordeñadas de la que no lo estaban aún,  esto es una hipótesis.

Esta  meseta debió estar muy aprovechada para la ganadería, y además para el cultivo de cereales.

Este valle, nos llevan a otro aljibe, el de la Magdalena; muy bonito también,  de forma circular pero para el que no ha llegado la restauración, seguramente al no tener rancho ni explotación ganadera,  se irá derruyendo poco a poco, si alguien no lo remedia,  es una pena, porque es precioso. Aquí hacemos una parada para el avituallamiento,  el tiempo con una ligera llovizna  desde el principio,  nos da una tregua, hasta casi el final, con sol en buena parte del trayecto.

Nuestra siguiente visita es un aljibe natural, entre dos piedras muy elemental,  pero que perfectamente da la utilidad para la que está concebida. Desde allí, nos dirigimos a los aljibes de sierra baja, en estos se pueden ver desde lontananza el gran esplendor de sus nogaleras de gran porte. Pero antes hacemos una parada para ver un conjunto de flores abardelas que se encuentra en periodo de hibernación, solo presenta sus semillas de un color negro brillante y fucsia.

Visitamos primero,  unos nogales en los que no hay aljibes, pero si varios  cerrados para la cría del conejo en semi libertad,  para la repoblación de los cotos cercanos.

En Sierra Baja, llegamos a la Casa del Algarrobal, con su aljibe 2 y como no,  sus nogales de gran porte, bastantes lugareños recogiendo la nuez en esta fecha. Después aljibe 3 y sus 21 nogales, bien alineados, no nos asomamos esta vez al mirador de la merga, como es conocido por los ubriqueños, sino que retomamos nuestros propios pasos para llegar al ajibe 1, este con una bomba de extracción de agua, que Eva se empeñó y consiguió,  hacer brotar el liquido elemento.

Allí el agua arreció y debimos echar mano a paraguas, capotes y otros utensilios que habíamos ya guardado. Nos dirigimos con las prisas propias del que se siente amenazado por el agua, hasta El Cintillo y por Los Pernales, hasta  D’Vinos, donde nos esperaban, unas magníficas viandas, unos callos y unas cacerolillas de fideua, con las cuales se dio por concluida la jornada.

Texto: Juan Manuel Román García

Fotos: Lely Sánchez Fernández
          Juan Manuel Román García.
          Javier Moreno Pacheco