lunes, 28 de julio de 2014

Sierra Nevada, Siete Lagunas, La Alcazaba, Mulhacen.

Fotos: Jesús Francisco Román García.
Crónica: Juan Manuel Román García.


Eran las cinco en punto de la mañana y no de la tarde,  como apuntó nuestro inolvidable Federico, cuando salimos para su tierra precisamente, Siete Lagunas, Alcazaba y Mulhacén nos esperaban.
Llegados a la cabecera de Las Alpujarras,  se unieron nuestros compañeros de avanzadilla del día anterior, que prefirieron no madrugar.  Llegamos en coche a través de una pista forestal hasta la barrera Hoya del Portillo en el término de Capileira, allí,  justo allí,  comenzó nuestra aventura.

Conforme se fue subiendo la vegetación cambió,  de pinos de repoblación,  a los endemismos que sorprendían,  como:  Digitalis purpurea, Dedaleras como nombre común, de la que me dijo Jesús Rodríguez, que se utilizaba en otro tiempo para librarse,  de enemigos irreconciliables. También sorprendió, la Plantago nivalis Boiss, endemismo Nevadense, conocida popularmente como Estrella de la Nieve, que creó bastante controversia en nuestro grupo de WhatsApp.

Subíamos y subíamos sin resuello, hasta el mirador de Trevélez, donde hicimos la primera parada técnica para reponer fuerza, las vistas eran espectaculares, sobre la población de Trevélez y las montañas circundantes, con unos tonos de saturación natural  que nos ofrecía la posición del sol difícil de conseguir con ningún programa fotográfico. En esas estábamos,  cuando en lontananza,  y lamentablemente, ardía el monte,  en el paraje, Los Colorados,  en el término de Paterna del Río (Almería), incendio que comenzaba a las 13:05 y que afortunadamente quedó estabilizado sobre las 20:45 h de esa misma tarde, según el informe del Infoca. El fuerte viento que nos acompañó durante toda la jornada y gran parte de la noche, madrugada y el domingo mismo, no ayudó en nada a estos servicios de extinción, al que felicitamos desde aquí por su gran trabajo.
Hubo un momento en el que el camino, se hizo duro de verdad, cuando el fortísimo viento nos obligó a parar nuevamente en una especie de era natural que nos resguardo, del viento,  hasta tener noticia de un grupo que se quedó descolgado.

En estos puntos comenzamos a ver los primeros neveros, con bastante menos nieve que hace un año por esta fecha, prueba irrefutable de una menor pluviometría. Muy poco tiempo después, llegamos a la primera de las lagunas del paraje denominado Siete Lagunas, en Chorreras Negras, instalamos el campamento base,  para pasar la noche, en sus riscos y corralones y desde allí atacar el Pico Alcazaba (3371 m) y Puntal de Siete Lagunas(3225m).

Sobre las 4 de la tarde del sábado,  el grupo de compañeros que acometieron estas cumbres, abandonaron este campamento, momento este que aprovechamos el resto para preparar el recinto para lo que sería el lugar de descanso, el viento seguía azotando con fuerza y con la caída de la tarde,  el frío se hizo intenso. Empezaron a llegar elementos de estas escaramuzas y lo que contaban eran penurias, por la dureza de la subida y del contratiempo añadido del viento,  que obligaba en determinados momentos,  echar el cuerpo a tierra para mantener la posición, afortunadamente no pasó de ahí y todos regresaron, sanos y salvos.

Cada uno en su aposento, muy distanciados unos de otros, no se pudo compartir un "fuego de campamento",  por llamarlo de alguna manera,  porque el tiempo no permitía esta convivencia.
La noche,  dura y larga, pero a las siete de mañana, comenzamos a recoger el campamento, tras un fuerte desayuno para preparar lo que sería la segunda de nuestras jornadas en Sierra Nevada y etapa reina. Sobre las ocho de la mañana comenzamos la subida desde los (2770 m) aproximadamente de Chorreras Negras y con las cabras montesas como parte de nuestro séquito, comenzamos la ascensión, capitaneada en esta ocasión por Curro Márquez, al que quiero felicitar por su buen trabajo de dosificación de esfuerzo,  que permitió a todo el grupo llegar sin ni una baja más,  a la cumbre, Mulhacén (3483 m); la cara Este había sido acometida con éxito, ahora quedaba la bajada por la cara Oeste, hasta el refugio de La Caldera y al lago del mismo nombre, rápida y técnicamente perfecta la bajada, breve parada y seguimos por el lecho del Río Mulhacén, hasta el Refugio del Poqueira, donde llegamos a las dos de la tarde, repusimos fuerza y tres horas después estábamos con el punto de salida del día anterior.
La llegada a la barrera de la Hoya del Portillo, fue una eclosión de alegría,  que no se pudo disfrutar como debiera, porque el regreso hacía necesario una breve despedida de los compañeros, pero si hubo tiempo para un fuerte aplauso a Javi Rodríguez Vivas, por la prueba de superación conseguida.

Queremos felicitar a todos,  pero en especial para los nuevos elementos del Club que han tenido la valentía de acometer esta difícil prueba de resistencia, que volverá a repetirse el próximo año.